En sus orígenes, los trabajos verticales se llevaban a cabo por personas que conocían y utilizaban las disciplinas deportivas como montañismo, escalada, espeleología, barranquismo, etc. De ahí que se les conociera como «alpinistas» o «escaladores»
El colectivo de trabajadores que empleaban estas técnicas, tenían un conocimiento profundo de los materiales para acceder a los diferentes lugares de trabajo, pero sin embargo, contaban con poca especialización y bajos niveles de tecnificación y formación, lo que daba lugar a numerosos accidentes al ser un entorno diferente al que estaban acostumbrados.
En la década de los años 70 y 80 era una actividad empresarial minoritaria, siendo a principios de los años 90 cuando en las grandes ciudades se comienza a utilizar y expandirse este tipo de trabajos en suspensión mediante cuerdas.
En los últimos años, los trabajos verticales han experimentado un crecimiento importante, con la creación de numerosas empresas especializadas, debido a varios factores, entre otros:
•Sistema de trabajo rápido y versátil
•Bajo nivel de impacto exterior
•Produce mínimas molestias para los afectados
•Formación especializada y de incorporación inmediata
En la actualidad, el trabajo vertical es una actividad con fundamento legal y debe ser adecuadamente planificada y supervisada.
Los trabajadores han de estar adecuadamente formados y utilizar correctamente sus EPIS específicos.
Así, las técnicas empleadas pueden ser tan seguras como cuando se utilizan otros equipos de trabajo como: andamios, Plataforma Elevadoras de Personas, Torres móviles..